¿Qué podemos hacer por ti?

En IRENEA somos un referente nacional e internacional en el tratamiento y rehabilitación del ictus.

Al llegar a cualquiera de nuestros centros de neurorrehabilitación u hospitales, nuestros profesionales especializados en rehabilitación neurológica, realizarán una evaluación de la situación funcional de la persona que ha sufrido un accidente cerebrovascular para establecer un plan de tratamiento individualizado, intensivo e interdisciplinar, con especialista en neuropsicología y psicología clínica, fisioterapia, terapia ocupacional, ortoprotesis, logopedia, trabajo social y nutrición, todos ellos estrechamente supervisados por un equipo médico especializado en neurorrehabilitación.

Nuestros tratamientos se llevan a cabo dentro del Plan Integral de Atención al Ictus que ayuda a que la persona con esta patología neurológica alcance el máximo nivel de autonomía física, cognitiva y emocional, favoreciendo en la medida de lo posible su independencia para las actividades de la vida diaria y su integración social.

Tras realizar el Plan Integral de Atención al Ictus el paciente conseguirá disminuir la discapacidad en todas las áreas de funcionamiento, con mejorías en más del 40% de los casos con problemas cognitivos, dificultades emocionales y riesgo de caídas, y en más del 30% en problemas de movilidad global, actividades de la vida diaria y conducta.

Además, debe saber que en IRENEA apostamos por la innovación y la incorporación de las nuevas tecnologías como complemento a los tratamientos convencionales de probada validez clínica, y contamos para ello, con una línea de investigación abierta basada en el desarrollo y aplicación de tratamientos innovadores y de las nuevas tecnologías al campo de la neurorrehabilitación.
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¿Cómo tratamos el ICTUS en IRENEA?

Una rehabilitación adecuada del ICTUS debe iniciarse desde el primer momento con un tratamiento neurorrehabilitador específico para las alteraciones cognitivo-conductuales, con pautas individualizadas para el déficit atencional, la memoria y la heminegligencia, con un trabajo neuropsicológico especializado orientado a ello.

Además, consideramos imprescindible en una rehabilitación eficaz del ictus apoyarse en el área médica con la farmacología para ayudar al déficit atencional, al enlentecimiento en el procesamiento de la información y a la parte más puramente conductual.

También, consideramos primordial establecer un programa de trabajo fisioterápico específico buscando que la persona inicie la activación de todo el hemicuerpo parético. Así poco a poco irá ganando rangos de movilidad que deberá ir unido a un trabajo funcional y ocupacional, de manera que la persona recupere su autonomía progresivamente. Sin olvidar el trabajo por parte del área de logopedia que se encarga de valorar y tratar la existencia de alteraciones en la deglución y las dificultades del lenguaje.

Además, en IRENEA todo este proceso de recuperación lo apoyamos con la tecnología más novedosa en neurorrehabilitación. A nivel motor disponemos de tecnología robótica para la recuperación de la movilidad del brazo y para poder mejorar la capacidad de caminar, para la cual contamos con el robot lokomat. Asimismo, hacemos uso de estimulación eléctrica transcraneal y electroestimulación para los problemas de deglución y disponemos de herramientas de realidad virtual para rehabilitar el equilibro, la movilidad de la mano y las funciones cognitivas.

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    Modalidad Ambulatoria

    La fase ambulatoria supone una continuación de la modalidad de ingreso y es una fase fundamental del proceso neurorrehabilitador, puesto que el domicilio del paciente es la residencia natural y definitiva del mismo.

    En IRENEA esta fase se va planificando y preparando con antelación al alta del ingreso hospitalario, si el paciente se encuentra hospitalizado en nuestras instalaciones.

    Si el paciente ha estado ingresado en otro hospital y precisa rehabilitación ambulatoria en nuestra red de centros, lo primero que desarrollamos es una valoración médica precisa, que nos permita crear de manera multidisciplinar el plan de tratamiento que va a necesitar para alcanzar la máxima autonomía posible.

    Ingreso hospitalario

    Sufrir un ictus o accidente cerebro vascular supone una situación crítica para la vida de quien lo padece. La atención urgente y la posterior estabilización clínica van a ser vitales para el paciente.

    Durante un tiempo que variará en función de la gravedad de la lesión y las complicaciones secundarias, la persona afectada por este tipo de lesión cerebral requerirá permanecer ingresada en un centro hospitalario de agudos para lograr la estabilidad clínica.

    Los perfiles que más se benefician de esta modalidad de tratamiento suelen ser:

    • Pacientes relativamente agudos que han alcanzado la estabilidad clínica pero todavía precisan de cuidados médicos
    • Pacientes grandes dependientes que necesitan adaptación del entorno y preparación de los familiares, para poder atenderlos.
    • Y los afectados que, por su situación cognitiva, física o conductual resultan difíciles de manejar en casa

    Planes intensivos

    En IRENEA disponemos de una serie de Planes Intensivos y Programas Específicos para población adulta con los que ajustamos el plan de rehabilitación a cada caso clínico, teniendo en cuenta qué se va a aportar con este tratamiento, cómo y durante cuánto tiempo, a través de planes intensivos y específicos que duran de 2 a 8 semanas.

    Los planes intensivos para adultos que tenemos específicos para personas que han sufrido un ICTUS son:

    Destinado a mejorar el movimiento y/o la función del brazo afectado tras daño cerebral.
    Diseñado para optimizar la recuperación o la mejora de la capacidad de caminar tras una lesión cerebral.
    Destinado a la evaluación de las características de la deglución y al tratamiento logopédico y nutricional de la disfagia de origen neurológico
    Destinado a mejorar las alteraciones de la conducta provocadas por un daño cerebral o patologías neurológicas

    Programas Específicos para niños, niñas y adolescentes

    En cada momento del desarrollo del niño hay aspectos que son más sensibles a mejorar que otros y, por lo tanto, sabemos que son más prioritarios a ser tratados. Por ello, en IRENEA disponemos de programas específicos de tratamiento centrados en el tratamiento individualizado del menor unificando todos los recursos, equipo profesional y herramientas de trabajo, para alcanzar un mismo objetivo y lograrlo en el menor tiempo posible.

    Los programas específicos que tenemos en IRENEA para niños, niñas y adolescentes que han sufrido un daño cerebral grave son:

    El objetivo de este programa es realizar un abordaje global durante 12 semanas a pacientes con alteración del nivel de conciencia que permita mejorar la conciencia del niño y su nivel de respuestas hacia el entorno
    El objetivo de este programa es valorar y rehabilitar los problemas de deglución
    El objetivo de este programa es conseguir la reeducación y/o adquisición de la marcha
    Cuando nuestro miembro superior presenta alguna alteración a nivel motor, sensitivo o propioceptivo es necesaria una rehabilitación adecuada
    El objetivo de este programa es que el niño adquiera la autonomía correspondiente a su edad.

    Causas y consecuencias

    Para saber más sobre el ICTUS, los profesionales especializados de IRENEA te hemos resumido la siguiente información:

    El ICTUS

    El ictus o accidente cerebrovascular es una interrupción brusca del aporte de sangre a una región del cerebro que provoca una alteración en el funcionamiento normal del mismo.

    Debido a esta interrupción, la sangre no llega al cerebro en la cantidad necesaria y por tanto tampoco lo hacen los nutrientes y el oxígeno que nuestro cerebro precisa para funcionar correctamente. En definitiva, un problema que empezó siendo de vascularización acaba repercutiendo en el tejido cerebral, el cual deja de funcionar correctamente originando una serie de síntomas que suelen variar en función del área cerebral afectada.

    Tipos de ICTUS

    Hay dos tipos de ictus, los ictus isquémicos, que suponen un 85% del total de ictus, y los ictus hemorrágicos, que implican al 15% restante. Los ictus isquémicos son los accidentes isquémicos transitorios, los ictus trombóticos, los embólicos y los hemodinámicos.

    Accidente Isquémico Transitorio – AIT

    Cuando los síntomas que provoca el ictus son transitorios y se resuelven en menos de 24h se denomina accidente isquémico transitorio (AIT). Los AITs pueden presentarse clínicamente como cualquiera de los signos de alarma expuestos anteriormente. Reconocer los signos de alarma y la posibilidad de haber sufrido un AIT es crucial pues uno de cada tres pacientes que ha sufrido un AIT sufrirá un ictus establecido al año siguiente si no se toman las medidas adecuadas.

    Ictus aterotrombótico o trombosis

    Este tipo de ictus reciben este nombre por la placa de “ateroma” o “arterioesclerosis” que crece en la pared de alguno de los vasos que irrigan el cerebro hasta formar un coágulo o “trombo” que acaba bloqueando el paso de sangre a una parte del cerebro. Este tipo de ictus es más frecuente en las personas que han tenido enfermedades cardiacas relacionadas con la arterioesclerosis como la “angina de pecho” y el infarto de miocardio. La arterioesclerosis que causa estos dos problemas está relacionada con una serie de “factores de riesgo de vascular“ que conviene conocer y prevenir.

    Ictus embólico o embolia

    En estos ictus, la obstrucción del vaso que irriga el cerebro se debe a un coágulo de sangre formado en el corazón o en otra parte del cuerpo. Este coágulo, tras desprenderse total o parcialmente del lugar donde se formó, viaja hacia el cerebro a través del torrente sanguíneo. A este coágulo lo denominamos “émbolo”. Al llegar a las pequeñas arterias cerebrales, el émbolo puede llegar a obstruirlas si su tamaño supera el calibre de las mismas, dando lugar al fenómeno isquémico.

    Ictus hemodinámico

    Los ictus hemodinámicos son el tipo de ictus isquémicos más poco frecuentes. En este tipo de ictus isquémicos, el descenso en el aporte sanguíneo se debe a un descenso marcado y persistente en la presión sanguínea. Algunas causas de este tipo de ictus pueden ser una parada cardíaca, una arritmia grave, o una situación de hipotensión arterial grave y mantenida, como la que se sufre en una hemorragia severa, no controlada.

    Ictus hemorrágico

    Los ictus hemorrágicos son menos frecuentes que los isquémicos y representan alrededor del 15% de todos los ictus. Además, tradicionalmente se asocian a una mayor mortalidad, sobre todo en las primeras horas después de suceder la lesión cerebral. Con frecuencia los ictus hemorrágicos pueden provocar un ictus isquémico secundario dado que la ruptura del vaso priva de riego al área cerebral dependiente de esa arteria, y, además, parte de la sangre extravasada ejerce compresión sobre las estructuras cerebrales, así como sobre otros vasos sanguíneos, lo que aumenta el área afectada.

    Secuelas del ICTUS

    Ictus en hemisferio izquierdo

    De manera resumida podemos decir que las principales secuelas que sufre una persona al sufrir un ictus en el hemisferio izquierdo son:

    • Debilidad en el lado derecho del cuerpo
    • Pérdida de sensibilidad en el lado derecho
    • del cuerpo
    • Pérdida de visión en el campo visual derecho
    • Afectación en la expresión o en la comprensión del lenguaje:
      • Dificultad para habla
      • Mutismo
      • Sustitución de palabras o sílabas
      • Fallos en la denominación de objetos
      • Problemas para leer y/o escribir

    De forma detallada, los expertos de IRENEA te informan de las siguientes secuelas frecuentes tras sufrir un accidente cerebrovascular en el hemisferio izquierdo:

    Trastorno del lenguaje

    El hemisferio cerebral izquierdo es el hemisferio dominante en un 95% de la población, implicando a un 98% de las personas diestras y a un 70% de las personas zurdas y tiene alojadas las áreas neurológicas encargadas del lenguaje.

    El trastorno del lenguaje debido a un ictus se denomina afasia. A grandes rasgos, el trastorno en el lenguaje puede englobar: la expresión del lenguaje (afasia motora), la comprensión del lenguaje (afasia sensitiva), ambas dimensiones (afasia global), la incapacidad para denominar (afasia anómica) y la que aparece para producir frases con normalidad y de más de cuatro o cinco palabras (afasia de conducción).

    Es importante diagnosticar el tipo de alteración lingüística que presenta el paciente para establecer el tratamiento logopédico rehabilitador más apropiado, con el objetivo de lograr la mayor independencia funcional comunicativa posible.

    Alteraciones cognitivas

    Además del lenguaje, una persona con un ictus en el hemisferio cerebral izquierdo, tendrá otras alteraciones cognitivas. Dependiendo de la gravedad y la magnitud del ictus, aparecerán en mayor o menor medida alteraciones en la orientación, en la atención y en el resto de funciones neuropsicológicas.

    Alteraciones físicas, motoras y sensitivas

    A nivel motor y sensitivo, el hemicuerpo que se ve afectado es el derecho. Dependiendo de la severidad del ictus, la persona presentará un nivel funcional físico, motor y sensitivo, determinado. Desde fisioterapia se le valora y diagnostica en un primer momento para establecer el tratamiento rehabilitador apropiado, con el objetivo de lograr la mayor autonomía posible partiendo del nivel en el que se encuentre. Es importante trabajar también a nivel ocupacional desde el principio el cambio de dominancia manual, para que la persona adquiera autonomía en su vida diaria con el miembro superior izquierdo para sus actividades básicas como autocuidado e higiene personal, entre otras, teniendo en cuenta que la gran mayoría de la población suele ser diestra, un 95% aproximadamente

    Ictus en hemisferio derecho

    De manera resumida podemos decir que las principales secuelas que sufre una persona al sufrir un ictus en el hemisferio derecho son:

    • Debilidad en el lado izquierdo del cuerpo
    • Pérdida de sensibilidad en el lado izquierdo del cuerpo
    • Pérdida de visión en el campo visual izquierdo
    • Falta de reconocimiento de lado izquierdo del cuerpo o del entorno
    • Problemas de atención, distracciones frecuentes, pérdida de concentración
    • Escasa conciencia de los problemas actuales o futuros hasta el punto de no reconocer la propia enfermedad
    • Problemas de conducta con predominio de la impulsividad y los cambios bruscos de carácter

    De forma detallada, los expertos de IRENEA te informan de las siguientes secuelas frecuentes tras sufrir un accidente cerebrovascular en el hemisferio derecho:

    Secuelas cognitivas

    Empezaremos enumerando las secuelas cognitivas, ya que en los ictus de hemisferio derecho implican al resto de secuelas, físicas y conductuales.

    El primer déficit cognitivo a tener en cuenta tiene que ver con el nivel de conciencia y la fatiga mental, a la que seguirá la atención. A nivel atencional podrán verse afectados los procesos más básicos y aparecerá la negligencia espacial sensorial izquierda o heminegligencia izquierda.

    De hecho, en múltiples ocasiones, sabemos que se caracteriza por un déficit de atención de la parte izquierda del mundo, de manera que el paciente es incapaz de orientarse o atender a los estímulos que provienen de su lado izquierdo, ya sean visuales, auditivos, sensoriales, etc., o bien lo hace de manera deficiente.

    La heminegligencia implica que la persona responda de una manera muy ineficaz tanto a los estímulos externos como a los internos, por ejemplo, de posición de su propio cuerpo, dejando muchas veces “olvidadas” o “caídas” partes del cuerpo izquierdo.

    Además de la heminegligencia, aparecen característicamente alteraciones en el resto de procesos atencionales, fatiga mental y un enlentecimiento mental o para procesar la información, que podrán ser más o menos severas dependiendo de la zona en donde se ubica la lesión y la magnitud de la misma. Los déficits en memoria y en las funciones ejecutivas también suelen ser notables.

    Secuelas físicas

    Las principales secuelas físicas se resumen en la alteración en la movilidad del hemicuerpo contrario a la lesión, en este caso el hemicuerpo izquierdo, y de la sensibilidad del mismo lado, unida a la “heminatención” o falta de atención por la heminegligencia de dicho hemicuerpo, que supone una desestructuración del esquema corporal a nivel cerebral.

    Secuelas conductuales

    En cuanto a las secuelas conductuales, las más características suelen ser las alteraciones en cuanto al enlentecimiento psicomotriz, que les parece “como si todo su mundo funcionara más lento”, y a la desinhibición y la apatía.

    Ictus en el tronco del encéfalo o el cerebelo

    De manera resumida podemos decir que las principales secuelas que sufre una persona al sufrir un ictus en el tronco del encéfalo o el cerebelo son:

    • Pérdida de conciencia
    • Dificultad para tragar
    • Dificultades para articular el lenguaje
    • Visión doble
    • Inestabilidad al caminar

    El ICTUS en niños

    En España, según datos de la Sociedad y Fundación Española de Cuidados Intensivos Pediátricos, entre el 6-10% de los niños que sufren un ictus fallecen, más del 20% sufre una recurrencia y el 70% sufren déficits neurológicos persistentes, epilepsia, dificultades en el aprendizaje o problemas en el desarrollo, entre otros, como consecuencia de esta lesión cerebral.

    Por otro lado, el informe sobre atención específica del daño cerebral infantil, publicado por el Defensor del Pueblo, resalta que existe un momento clave en la asistencia que se presta a quienes padecen de forma sobrevenida una lesión cerebral, superado, claro está, el primer instante, cuando el fin es salvar la vida. Se trata del momento en que, habiendo superado esa crisis inicial, se observan ya efectos y secuelas neurológicas que limitan y van a limitar la autonomía y las capacidades funcionales del afectado.

    Ambas instituciones inciden que el inicio temprano de la atención rehabilitadora, que incluso puede correr en paralelo a la atención que recibe el paciente en las unidades hospitalarias de cuidados intensivos, es señalado como el aspecto central de lo que ha de resultar una asistencia de calidad desde el punto de vista sanitario. Cuanto antes se encaren los efectos del evento traumático producido, más posibilidades hay de lograr un mayor grado de recuperación.

    Y es importante tener siempre presente lo que decimos a las familias en IRENEA que “el diagnóstico no es un pronóstico, con una neurorrehabilitación adecuada”. Por ello, es clave contar con un centro de diagnóstico funcional y evolutivo, que oriente en las necesidades o ayudas que pueda necesitar el niño, igual que sucede en nuestros centros de rehabilitación neurológica con los niños, niñas y adolescentes que atendemos.

    En IRENEA, tras observar al menor y, una vez valorado desde todas las áreas, se decida el protocolo de actuación junto con la familia. Y, una vez llegado a este momento es cuando implementamos todas las herramientas de las que disponemos, tanto las convencionales como las más innovadoras. Por último, recordar que esta intervención no solo la realizamos con paciente, sino en todo su entorno familiar.

    Esperanza de vida tras sufrir un ICTUS

    Con respecto a la esperanza de vida tras un ictus, debemos de tener en consideración la variable de la edad de las personas que lo sufren. De hecho, un 75% de los ictus afectan a personas mayores de 65 años. Poniendo la lupa en esta franja de edad, un 41,5% de los casos dejan secuelas de dependencia moderada en los pacientes y un 16% fallecen antes de un año, según un estudio del IDIAP (Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol).

    Las conclusiones del estudio indican que entre los 75 y los 84 años se concentra la frecuencia más elevada de sufrir un ictus. El número de casos es similar entre hombres y mujeres en todos los grupos de edad. Ahora bien, a partir del período de 75 años bajan los casos en los hombres mientras que en las mujeres se incrementan.

    Dicho estudio también refleja que la hipertensión arterial no solo representa el factor de riesgo cardiovascular más prevalente, sino que también es el que se asocia a mayor riesgo relativo (se multiplica por ocho) de sufrir un primer episodio de ictus, seguido por la fibrilación auricular (se multiplica por seis).

    Otro aspecto interesante a destacar dentro de la esperanza de vida tras un ictus son las enfermedades crónicas que tiene la persona. Un análisis realizado por la Universidad de Cambridge que incluyó a cerca de 1,2 millones de individuos, concluyó que la mortalidad asociada con antecedentes de diabetes, accidente cerebrovascular o ataque al corazón fue similar para cada trastorno y el riesgo de muerte aumentó sustancialmente con cada enfermedad adicional que tenía un paciente.

    Recuperación del ICTUS después de los 65 años, posible y duradera

    En el estudio que realizamos sobre la recuperación del ictus en personas de más de 65 años que realizamos a 106 pacientes, nuestros resultados concordaron con otros estudios que muestran un periodo de rápida recuperación inicial después de un ictus, seguido de un periodo de recuperación más lenta pero sostenida que puede prolongarse muchos meses después, especialmente si se mantiene un programa de rehabilitación adecuado.

    Nuestros profesionales

    IRENEA cuenta con caso 200 profesionales altamente especializados en rehabilitación neurológica y en constante formación.

    Son muchos los profesionales que se necesitan para la adecuada recuperación de las personas que sufren anoxia y no hay existe un único profesional que pueda poseer los conocimientos ni las habilidades necesarias para hacer frente a la variedad de problemas que suelen acompañar a este tipo de lesiones.

    Por eso en todos los centros de nuestra amplia red, contarás con expertos en:

    • Neurología
    • Medicina física y rehabilitación
    • Medicina General
    • Neuropsicología y psicología Clínica
    • Fisioterapia
    • Terapia Ocupacional
    • Logopedia
    • Trabajo Social
    • Nutrición
    • Pediatría y neuropediatría
    • Especialidades médicas relacionadas (Otorrinolaringología, Urología, Neurocirugía, Psiquiatría, Cirugía general, etc.)
    • Ortoprotesis