Prematuridad y atención temprana

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el recién nacido a término es el que nace entre las semanas 37 y 42 de gestación, por lo que considera recién nacido pretérmino a los nacidos antes de la 37 semana de gestación. Existe un consenso internacional en el cual el límite de viabilidad se ha fijado en 23-24 semanas de gestación. La incidencia global en España es del 5%.

En este post os queremos hablar sobre los bebés prematuros, ya que algunos de ellos pueden presentar dificultades a nivel cerebral.

En función de la edad gestacional y el peso al nacer se clasifican en:

  • Muy gran pretérmino: < 28s y/o < 1000g
  • Gran pretérmino: 28-31s y/o 1000-1499g
  • Pretérmino leve: 32-37s y 1500-2499g. Representan el 70% y son los de mejor pronóstico

Los partos prematuros se deben a múltiples factores, los más frecuentemente implicados son:

  • Factores maternos: malnutrición, hábitos tóxicos, edad, antecedentes de parto prematuro, embarazos múltiples, patologías y traumatismos abdominales…
  • Factores placentarios: poli u oligoamnios, rotura prematura de membranas…
  • Factores fetales: malformaciones congénitas, infecciones fetales…

El recién nacido pretérmino presenta inmadurez de los distintos sistemas y órganos, lo cual dificultará su adaptación al medio extrauterino y puede provocar diferentes cuadros patológicos: respiratorio (distres respiratorio, displasia broncopulmonar), cardiovascular (ductus artesioso persistente), infeccioso, metabólico, digestivo,…

A nivel cerebral:

  • Hemorragia interventricular (HIV): aunque su incidencia está disminuyendo es la causa más importante de lesión cerebral y de secuelas neurológicas. El riesgo es inversamente proporcional al peso al nacer y a la edad gestacional. La extensión de la hemorragia se relaciona con la gravedad y con mayor incidencia de secuelas neurológicas. Como complicación puede aparecer una dilatación ventricular posthemorrágica, con una posible evolución posterior a hidrocefalia.
  • Leucomalacia periventricular (necrosis de la sustancia blanca periventricular, dorsal y lateral a los ángulos externos de los ventrículo laterales). La secuela más importante es la diplejia espástica.

Las secuelas más habituales desde el punto de vista neurológico son:

  • Alteraciones Motoras: se pueden presentar como déficits graves o como problemas menores o moderados. La Parálisis cerebral es la secuela más frecuente en niños de bajo peso o extremadamente bajo peso o niños muy prematuros o extremadamente prematuros. La diplejía espástica es la forma de presentación más frecuente.
  • Secuelas sensoriales: pérdida de audición, alteraciones visuales…
  • Alteraciones cognitivas y problemas de aprendizaje, alteraciones del lenguaje
  • Alteraciones emocionales y del comportamiento: mayor incidencia de ansiedad, depresión, aislamiento, TDAH, conductas oposicionistas,… que en niños nacidos a término.

El desarrollo psicomotor estará enlentecido durante los 2 primeros años de vida, fundamentalmente en el área motora gruesa, con un retraso en los hitos principales (sedestación y marcha) respecto a los recién nacidos a término. Hasta los 2 años de edad corregida (es decir, la edad que tendría el niño si hubiera nacido en la fecha prevista de parto) no se puede establecer, con cierto grado de certeza, la presencia de secuelas neurológicas.

Dado el riesgo de aparición de secuelas, en la Unidad de Neurorrehabilitación Pediátrica hacemos un seguimiento desde el nacimiento y a lo largo de su evolución para detectar posibles alteraciones y poder iniciar un tratamiento precoz.

 

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